Dios desea nuestra felicidad, prosperidad y éxito. Se interesa no solo en nuestra vida espiritual, sino también en nuestra salud y bienestar físico.
Así como el Señor dio instrucciones y mandatos en cuanto a la doctrina religiosa, nos imparte también instrucciones y mandatos acerca de la forma saludable de vivir, a fin de que por medio de un cuerpo limpio y sano, y de una manera optimista y equilibrada, podamos honrarle y disfrutar de plena felicidad.
Los investigadores modernos han descubierto, después de intensos esfuerzos, una verdad que presenta la Biblia: los seres humanos son un todo. A menudo separamos las diferentes partes de una persona –física, mental, social y espiritual–, pero en verdad están interrelacionadas y son inseparables. En otras palabras, lo que afecta a la mente, afecta también al cuerpo. Nuestra condición espiritual tiene un impacto sobre nuestra condición física, y viceversa. Somos un todo. Por ejemplo: investigaciones científicas controladas han demostrado que la felicidad, el gozo y la risa producen cambios perceptibles en el sistema inmunológico de las personas. Usted puede ayudar a su cuerpo a combatir mejor la enfermedad siendo feliz. Estudios como éstos muestran cuán íntimamente unidos trabajan la mente y el cuerpo. Hace ya miles de años la palabra de Dios presentó la relación vital entre la mente y el cuerpo, que recién fue aceptada por la ciencia médica sólo hace pocos años. “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”. —Proverbios 17:22.
SIETE CLAVES O TIPS PARA UNA VIDA SANA
Nuestra felicidad está íntimamente relacionada a la salud. Démosle la importancia que tiene, pues Dios desea darnos sabiduría para evitar la enfermedad, y ayudarnos a recuperar la salud perdida. Recordemos lo que dijo Benjamín Franklin: “El cielo cura y los médicos cobran los honorarios”.
Pero, ¿será que podemos descuidar deliberadamente nuestra salud y quedar impunes? La Biblia dice que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y no debemos maltratarlo (1ª Corintios 3:16-17). En vista de esta gran responsabilidad, la de cuidar nuestro cuerpo, consideraremos 7 claves o consejos importantes:
Cuatro o cinco vasos de agua por día, bebidos fuera de las comidas, ayudarán a desintoxicarse. El primer vaso conviene beberlo en ayunas.
Del baño diario obtenemos grandes ventajas. Activa la circulación sanguínea, activa el sistema nervioso, limpia los poros y facilita una buena eliminación, promoviendo así un estado físico óptimo.
Segunda clave: Descanse lo suficiente y haga ejercicios.
Por lo menos deben dormirse 8 horas diarias, (aunque los niños necesitan más), pues el reposo fortalece el sistema nervioso, ayuda a la reproducción de las células, la secreción de hormonas (en especial la del crecimiento), y el buen funcionamiento del organismo en general.
Además, el reposo de un día semanal, es una bendición para el cuerpo y el alma.
El movimiento es indispensable para la circulación sanguínea. Caminar, correr, nadar, andar en bicicleta o hacer ejercicios, ayuda a conservar la salud.
Tercera clave: Regularidad. Mantenga horarios fijos.
El comer entre horas recarga el estómago. Cuando terminamos de comer, debemos dejar descansar el estómago por un lapso de 4 a 6 horas. Aparte de agua no conviene ingerir nada.
Cuarta clave: Sea temperante. Temperancia significa equilibrio, moderación.
Ya sea, en el comer, el trabajo, el sexo, en las actividades intelectuales, etc. Aún las comidas más sanas, consumidas en exceso, pueden tornarse perjudiciales. Deberíamos levantarnos de la mesa con un poco de deseos de comer. Mastíquense bien los alimentos, ya que la digestión comienza en la boca.
Quinta clave: Aliméntese en forma natural.
No deberíamos comer solamente porque algo nos gusta, sino porque nos hace bien.
· Disminuye el riesgo de enfermedades.
· Al ingerir menos colesterol, se evitan afecciones cardiovasculares.
· Hay menor consumo de ácido úrico, principal causa de problemas reumáticos.
· Hay menor riesgo de cáncer.
· Una mayor resistencia, al no tener un cuerpo intoxicado.
· Mayor longevidad. El pueblo Hunza, que vive en las montañas del Himalaya, con una alimentación natural, da prueba fehaciente de ello, al tener un promedio de vida superior a los 100 años.
Sexta clave: Evítense los estimulantes y las drogas.
El tabaco es un asesino implacable que mata a millones, ya que de cinco fumadores, uno muere de cáncer.
El alcohol embota las finas sensibilidades de la mente, produce enfermedades terribles como la cirrosis hepática, y ha llevado a muchos a una esclavitud despiadada.
Los estimulantes como el café, el té y el mate, deberían ser sustituidos por otras bebidas o infusiones. Por su contenido de alcaloides, (cafeína, teína, mateína) se daña el sistema nervioso central (neuronas).
Las drogas como: la marihuana, cocaína, morfina, LSD, etc., enferman el cuerpo, embotan la mente, degradan el alma y ofenden a nuestro Creador.
Séptima clave: Utilice los remedios naturales y pida ayuda a Dios.
Él hizo las plantas “para el servicio del hombre” (Salmos 104:14). Al rey Ezequías se le recomendó una cataplasma de higos (2ª Reyes 20:5-7). Jesucristo utilizó barro para curar un ciego, y recomendó utilizar el agua, (Juan 9:6-12). Dios nos quiere demostrar de esta forma, que debemos hacer uso inteligente de los recursos naturales.
El aire puro, el sol (helioterapia), el agua (hidroterapia) en sus múltiples formas de uso, las plantas (fitoterapia), las dietas (trofoterapia), la arcilla (geoterapia), el ejercicio y la confianza en el poder divino, son los recursos que Dios colocó a nuestro alcance.
Dios desea ayudarnos en nuestros problemas y curar nuestro dolor. La Biblia dice que “la oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará” Santiago5:15.
Por eso, ora a Dios y cree en su poder, aceptando su voluntad, sea cual fuere.
DIOS LES BENDIGA MIS AMADOS HERMANITOS Y HERMANITAS SIGAN PERSEVERANDO EN CRISTO JESÚS
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